La leyenda del maíz (Bolivia)
La
leyenda del maíz es originaria de Bolivia. Se dice que en la región de
Kollana existieron dos comunidades formadas por el ayllu chayanta y el
ayllu charca, quienes vivían enfrentados por motivos de relativa
importancia. Estas tribus podían dirimir sus diferencias en la antigua
costumbre de los torneos pugilatos, luchas y guerrillas llamadas
champamackanacus o tincus; en las cuales cada año los guerreros de los
ayllus podían enfrentarse.
Según la creencia indígena, cuando había víctimas en el
champamackanacus era señal de un buen año de cosecha. Por el contrario,
cuando los guerreros rivales resultaban sin heridas, se presagiaba un
año difícil para la siembra.
Uno de esos años participó en la competencia un joven llamado Huyru,
que pertenecía al ayllu chayanta. El joven estaba casado con una hermosa
indiecita del ayllu charca llamada Sara Chojllu. Se cuenta que Sara le
rogó a su esposo que no fuera a combatir contra su gente. Pero el joven
con mucho orgullo le contestó que no podía hacerlo porque parecería un
cobarde. Haciendo a un lado a su mujer se dirigió al campo de batalla.
Con malos presentimientos, la muchacha siguió a su esposo hasta el
lugar del combate. Cuando comenzó la lucha, ella ayudaba al joven
dándole las piedras que Huyru utilizaba como proyectil al lanzarla con
su honda. Así fue transcurriendo el champamackanacus.
Al caer la noche, ya en el ocaso de la competencia, el padre de Sara
Chojllu lanzó una flecha que se clavó en el corazón de la infeliz
muchacha. Esta cayó al suelo pálida y sonriente. Huyru lloró mucho al
lado del cadáver de su esposa. Entre él y sus compañeros de combate
sepultaron a la joven en ese mismo lugar. Poco a poco todos se fueron y
Huyru fue el único que permaneció llorando junto a la tumba de su amada
Sara. Se cuenta que con su inconsolable llanto regó tanto la tierra, que
a la mañana siguiente brotó una planta desconocida.
La nueva planta creció fuerte bañada con el llanto del infortunado
muchacho. Enseñaba su tallo erguido, esbelto y arrogante. Estaba
cubierta con traje de los mismos colores que usaba Sara Chojllu, enaguas
de color verde claro y pollerines superpuestos. Cuando logró su
completo desarrollo, la planta devolvió a la tierra los cabellos de la
indiecita, los cuales se hicieron rubios con los rayos de sol.
La leyenda
del maíz dice que en el fruto se formaron los dientes de la hermosa
joven. También su rostro pálido pero sonriente, igual que el fatídico
día de su muerte. La bella muchacha salió del seno de la tierra con
todos sus atributos en forma de planta. Creció sostenida por la flecha
de bambú que salió del arco de su padre con dirección a su corazón. Por
eso la planta de maíz tiene forma de flecha. Las cañas cercanas a la
cabeza del choclo (elote) conservan las lágrimas de Huyru. Por lo que
son al mismo tiempo dulces por la dulzura del amor y un poco saladas por
la amargura del infortunio de Huyru.
-Adaptación de la versión tradicional de la leyenda del maíz de Bolivia-.
No hay comentarios:
Publicar un comentario