El cuidador de minas
«El tío»:
así se conoce al protector del mundo subterráneo en Potosí. Allí, donde
los dominios de Dios no alcanzan, los mineros se han entregado a la
tutela del diablo, a quien apodaron “el tío”.
Después de
siglos de explotación minera iniciada por la colonia española e
innumerables muertes (se dice que superaron los ocho millones), aún
pueden encontrarse en los pasillos de las minas figurines rodeados por
cervezas, cigarros e incluso animales sacrificados en adoración al tío,
para que este los proteja.
Los
riesgos para los mineros son muy altos. Algunas de las causas de muertes
de estos trabajadores son los rudimentarios equipos de protección, la
falta de oxígeno, las posibilidades de accidentes y la constante amenaza
de la enfermedad negra pulmonar.
La
adoración al diablo le da a estos hombres y niños la esperanza de
protección. Mientras el tío esté contento, podrán regresar a casa.
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